El dólar o el euro, la pandemia o la vacuna, y es que el mandar no quiere par


La semana pasada el mercado del petróleo enviaba algunas señales mixtas, ya que los datos alcistas y bajistas continuaron influyendo en el precio. Por una parte, el aumento de los precios no solamente se debía al debilitamiento del dólar estadounidense, sino también al sentimiento de la demanda alcista y al estímulo económico acordado en la Eurozona.
Pero además, tenemos la situación del Covid-19 en los EEUU, que nos hace plantearnos “cierta” incertidumbre sobre las perspectivas de recuperación de la demanda, mientras que el anuncio de una vacuna por parte de la Universidad de Oxford (¿¿para Septiembre??) proporcionaba de nuevo un importante apoyo y optimismo de los precios. En otras palabras: una de cal y otra de arena.
Pero las relaciones entre EEUU/China siguen deteriorándose, y esto sigue siendo una gran losa para los mercados internacionales. A esto, tenemos que añadir la preocupación por una segunda oleada de coronavirus, ya que ciertos datos reflejan un fuerte aumento en el número de casos o “rebrotes” en muchas partes del planeta.
La compañía noruega Rystad Energy AS, ahora informa que la demanda del 2020 y considerando una segunda ola como escenario base, quedaría muy por debajo del pronóstico anterior y significativamente menos que el último lanzado desde la OPEP, la AIE y la EIA.
Sin embargo, no es de esperar que el impacto de esta segunda ola sea tan perjudicial para la demanda global (como pasó en el mes de abril), ya que los países están mucho más preparados para manejar el tema del confinamiento de una manera más local.
Sin embargo, el impacto puede seguir afectando a los mercados de crudo en un futuro (hablamos ya del próximo año y alguno más), ya que la demanda de combustible continúa sufriendo debido a las restricciones de movimiento... Esto pinta mal, la verdad...