Son muchas las organizaciones que retribuyen a sus accionistas con acciones, mientras otras han reconocido que estos dividendos son contraproductivos para sus accionistas: ¿cuáles son los beneficios y desventajas de los famosos scryps dividends?

Los inversores saben que, cada un cierto tiempo, sus acciones tienen una rentabilidad vía dividendos. No todas las empresas del Mercado Continuo reparten sus beneficios. Y,  aunque estos dividendos se descuenten de la cotización, en algunos casos son una buena opción para exprimir al máximo las ganancias, ya que existen acciones ganadoras que compensan, y con creces, dicho descuento. Sin embargo, las dudas llegan cuando el dividendo se reparte en nuevas acciones de la empresa, una alternativa real y cada vez más extendida en el mercado al reparto en metálico. En este caso, hay disparidad de opiniones: hay expertos que creen que son una opción perfecta por diversos motivos, mientras que otros recomiendan no comprar empresas que repartan nuevos títulos.

Estas son las ventajas de los scryps dividends

La principal ventaja que esgrimen no solo las propias empresas, sino también los expertos es que estos dividendos no suponen carga fiscal (al menos en el momento de reparto de las acciones). Cuando los nuevos títulos se unen a los antiguos no hay que pagar IRPF por el motivo. Se pagará en caso de que se vendan las acciones en el mercado (primero se venden los títulos antiguos y, posteriormente, los nuevos). En definitiva, no tendrás que pagar el 19 o 21 % de IRPF con este dividendo, puesto que no está considerado un reparto de beneficios. 

Otro beneficio esgrimido es que la participación que tienen los accionistas en la empresa se va incrementando, poco a poco, sin necesidad de comprar más títulos a otro inversor. Además, ahorrándonos las comisiones bancarias y el corretaje de la bolsa, algo que se tiene que desembolsar en el caso de acudir al mercado real. Incrementará su participación de forma sencilla. Aparte, se pueden comprar los derechos que otros accionistas quieren vender al mercado y, a través de estos, incrementar también nuestra posición. También especular con estos derechos es posible, ya que la volatilidad suele ser elevada.

La parte negativa de los dividendos en acciones

Sin dudarlo, la parte negativa llega al complicarse la situación personal y económica de cada persona. Puede que hayas entrado al valor esperando estos dividendos y que, pasados unos meses, la Junta General de Accionistas decida implementar este tipo de dividendo. Tendrás que aceptar pulpo como animal de compañía o salir del valor (si puedes). Por si fuera poco, el esfuerzo para entender los precios y el calendario de reparto en acciones suele ser complicado, algo que provoca que el inversor tenga que estar pendiente más tiempo de las cotizaciones y un mayor esfuerzo también en informarse.

Además, es normal que las dudas lleguen al inversor y que lo más repetido sea: "¿qué hago? ¿Vendo o no vendo? Suele ser una decisión complicada para muchos inversores, complicada, valorando una serie de casuísticas que no deberían darse si el dividendo se paga en efectivo.

La parte más negativa para muchos, y que la mayoría de accionistas desconocen, es que en la cotización se produce el efecto dilución. Este se produce también cuando se amplía capital, por lo que se trata de una ampliación de capital liberada de accciones. Hay más papel en circulación, por lo que se puede decir que se "amplía la tarta" y que los mismos inversores tienen más acciones, lo que nos diluimos, llegando una posible sobrecapitalización, algo que se notará con mayor volatilidad y especulación sobre el título. Asimismo, la cotización de los derechos aportará más volatilidad a las acciones al ir ligada su cotización, lo que podría conllevar la ruptura de soportes y la ejecución de los stoploss.