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Otra vez el maldito corrector. A ver si ahora:

Parafraseando a Einstein, dos cosas son infinitas, la estupidez de Guarrans y el Universo, aunque del segundo no estoy tan seguro.

He tenido mucha paciencia contigo, Guarrans, porque aún siendo un personajillo aborrecible me movía la compasión hacia un pobre enfermo. Al ya mencionado trastorno de personalidad histriónica, se añade en el caso del inefable Guarrans el síndrome de Dunning - Kruger. Es demasiado. Ya no puedo más. Así que te ignoro desde este momento y que te den (no por donde y más te gustaría), mastuerzo.

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Parafraseando an Einstein, dos cosas son infinitas, la estupidez de Guarrans y el Universo, aunque de lo segundo no estoy tan segundo.

He tenido mucha paciencia contigo, Guarrans, porque aún siendo un personajillo aborrecible me movía la compasión hacia un pobre enfermo. Al ya mencionado trastorno de personalidad histriónica, se añade en el caso del inefable Guarrans el síndrome de Dunning - Kruger. Es demasiado. Ya no puedo más. Así que te ignoro desde este momento y que te den (no por donde y más te gustaría), mastuerzo.

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Lo que sí te rogaría, si no puedes aportar otra cosa, es que dejaras de insultar a Murrieta. Entre otras cosas, porque sabe millones de veces más que tú. No ya en general, que también, pero por lo que respecta a EZE sin duda alguna.

Te lo pido como favor personal y consejo de amigo, de amante de Maseratti a amante de Maseratti.

Por cierto cuando quieras visitar la factoría, ahora en Módena, ya no en Bolonia, se puede organizar.

Cordiales saludos.

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Pero, ya digo, siempre he tenido un punto de respeto hacia ti, y si lo he hecho ha sido por tu imagen identitaria («avatar», dirían los cretinos actuales). Que hayas elegido el símbolo de Maseratti, no el actual (que tiene los ganchos de las puyas del tridente hacia dentro), sino el de hace decenios (que yo sepa, uno de los tesoros de la casa que lo llevó fue el modelo Touring dos puertas de 1960).

Yo también soy un admirador de la Casa boloñesa. Y te digo más, tuve uno, un Quattroporte, allá por 1991. No di importancia a que el abyecto ladrón de Agnelli la había comprado apenas un par de años antes. Y, como todo lo que tocaba, la había destrozado. Como a mí mi sueño, porque hube de venderlo poco tiempo después, harto de mil problemas mecánicos. Pero siempre lo echaré de menos.

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Siempre te he respetado, a pesar de tus perseverantes negros augurios para EZE y tu absoluta falta de cualquier tipo de información mínimamente interesante (no digo ya relevante).

No ayudó que te la envainaras de mala manera sin contestarme cuando respondí con datos incontrovertibles a una gilipollez tuya (en realidad, debería decir del juntaletras responsable del libelo) que escupiste aquí sin sonrojo atacando a Anabel.

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Pues claro, Guarrans, aborrecible gañán, todo accionista es propietario, ¿quién lo niega? Si acaso quien no se siente como tal, sino como un patético especulador que llega, se sienta, se tira un pedo en el banco, y se va. Como tú, soplagaitas, si te hubiera ido bien con el paquetín (en todos los sentidos) que llevas.

Ah, otra cosa: cuando no escribo te inventas que me banean, cuando lo hago, también me criticas.

Venga, Carlos, pilla un novio potente, que no debería ser tan difícil allá en Cataluña, llena de moros como está. Y déjanos en paz, Paz.

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Absolutamente sublime, una suerte de nuevo «realismo mágico ezentiano».

Añadiría solamente que podría reconocer a ese «interno» en la figura del histrión patológico que aquí sufrimos.

Es viejo en el lugar ezentiano: recuerdo cuando hace años, en reuniones informales de accionistas de referencia antes de una Junta General con el gran Manuel García Durán como Presidente, alguien decía: «Hay aquí un tal Carlos, que tiene cuatro acciones pero dice representar a tropecientas, que nos machaca a preguntas sin sentido». Recuerdo la respuesta del gran Manuel García Durán: agradecedle su interés con mucha cortesía y que le den por culo, que se quedará satisfecho (él sabía por qué lo decía).